18 de marzo de 2012

No hay que extrañarse que la gente corra por la vida alocadamente -como gallinas sin cabeza- para encontrar un trabajo que llevarse a las manos. El mercado laboral (como el resto) se encuentra “intervenido” para que siempre sobre mucha más gente que empleos se ofertan. Se trata de la vida posible, la "piedra pequeña como tú" de León Felipe, la penúltima casilla del juego: nunca la última, esa donde no estamos.

El sueño atigrado, que Borges nos decía en sus escritos, yace cada noche bajo los párpados desplomados por el cansancio y los virus de invierno. Tal vez, ni siquiera ahora estemos. Tampoco la vela, que quedó dormida alumbrando junto a otros yoes que aún nos sobreviven.
.
El fractal que todo lo gobierna está durmiendo matemáticamente cerca, en la memoria, donde cualquier absurda tentativa de coger una mano que no es tuya (y lo fue), se pierde cual canica infantil en una alcantarilla del destino, un punto del futuro donde ya no estaremos.
Codorníu.